No soy más que una chica de 15 años con las hormonas algo revueltas y exceso de peliculas románticas para adolescentes. En mis años de mi existencia la libertad ha sido algo ausente y la verdad es que nunca he llegado a sentirla. Esto cambia cuando mi padre se decide por llevarnos de vacaciones. Una primera impresión de color verde jade y varias miradas que dejarian congelado a cualquiera. Él lleva el nombre de mi libertad y estoy dispuesta a cogerla sin pensarmelo dos veces.