« ─Necesito tu ayuda ─murmuró con tranquilidad; cómo si aquello fuese sencillo de entender.
La niña respiró profundo.
Le hubiera gustado haber podido despertar en aquel momento, pero en el fondo siempre supo que aquello no sería posible.
Porque también sabía, que no estaba soñando»
En una tierra lejana donde los rayos del sol iluminaban un reino lleno de alegría, vivía la princesa Mirena, junto a su madre, la reina Arantza, su hermana mayor, la princesa Celestina, y su padre, el rey Leopold II de Arillend.
Su vida parecía tranquila, hasta que algo empezó como una pequeña visión, y se convirtió en un sueño; un sueño que comenzó a hacerse constante, hasta convertirse en pesadillas.
Pero, estas pesadillas la ayudarían poco a poco, a conocer la historia de aquel reino, y el secreto que mantenía oculto su familia.
A conocer, con ayuda de alguien muy especial, el verdadero significado de los castillos de hielo.