Te lastimas a ti misma sin siquiera darte cuenta pues al ver al mismísimo demonio en persona te hace sentir que no es tan malo caer en el infierno, cuando tú eres un ángel, un ángel que ha salido de su cielo para encontrarse con el demonio, perdiendo aquella inocencia tan fresca y dulce, dejando que el infierno te atrape. Ya no hay forma de escapar. El infierno será tu nuevo hogar.