-Prólogo-
Justin subió la cremallera de su pantalón.
El traje de mozo de restaurante le hacía ver muy bien, casi como todos los trajes que se probaba.
Ryan apenas terminaba de cambiarse también.
- ¿Ya estás listo? - Preguntó este saliendo de su habitación.
- He estado listo desde hace dos años. - Dijo Justin acomodándose la corbata color roja que traía.
Dos años. Dos largos años traía planeando esto.
- Sera tu culpa si algo sale mal. - Dijo Ryan acomodando su cabello. De un lado para otro.
- Ya lo sé. Pero sé perfectamente que eso es imposible, nada puede salir mal esta vez. No, no está vez.
Justin salió del pequeño departamento que compartía con su amigo desde hace ya varios meses.
Muy pronto lo desocuparían.
Estaciono su LA Ferrari, una de sus últimas adquisiciones, afuera de él gran edificio.
Ryan lo esperaba afuera, ansioso, si es que todo salía bien esa noche, probablemente todos sus problemas se acabarían.
Ryan subió al auto. Acomodo su corbata, color azul.
- Vamos. - Dijo.
Justin lo pensó dos veces. Era esa la noche que tanto había estado esperando. Por fin conocería en persona a la chica que había estado estudiando por dos largos años. Su plan tenía que funcionar esta vez, y ella estaba en él.
- Vamos. - Dijo Justin, mientras ponía en marcha el auto, la noche recién empezaba.