Coraline estaba asombrada, jamás había visto a un vampiro tan de cerca excepto por sus abuelos; Caroline y David. Pero nunca se había cruzado con otro. Emitió una sonrisa al ver a Clayton acercándose a ella como si un animal acechará a su presa. Su vista volvío al libro para no enfocarse en la salvaje mirada con la que Clayton la observaba. Ella agarró su libro y lo puso en su mochila, se paró y comenzó a alejarse. Tenía que llegar a casa antes de la anochecer porque si no su papá la iría a buscar con sus dos hermanos. Sentía los pasos de Clayton detrás de ella pero ella no se detuvo. En eso se cansó y se dio la vuelta para preguntarle qué era lo que quería, pero el ya no estaba. Miró por doquier haber si lo alcanzaba con la mirada. - ¿Me tienes miedo?- Preguntó él en su oído derecho. Ella se estremeció. Se dio la vuelta para mirar a los oscuros ojos que tiene. -No te tengo miedo. No me lastimarás y si lo haces te perdonaré porque es tu naturaleza- contestó con algo de terror, pero ella sabía que no se podía mostrar con miedo ante su depredador. -¿Sabes que te dejaría seca en un minuto?- él emitió una sonrisa con sus afilados colmillos. Coraline se acercó a él y quedaron a centímetros de distancia. -Haz lo. Cerró los ojos para sentir los colmillos de Clayton romper sus tejidos y saciar lo.