Una gota de lluvia se estampa fuertemente contra mi cara, y no me importa. Si él estuviese conmigo posiblemente iríamos juntos bajo un paraguas, o estaríamos dentro de mi auto intentando llegar lo más rápido posible a casa, para calentar nuestros cuerpos con un poco de chocolate casi hirviendo, viendo una película de la cual no entenderíamos el final ya que nos la pasaríamos besándonos y acariciándonos en el transcurso de ella. Se supone que así sería, pero él ya no está a mi lado. Esos... esos eran los tiempos felices, eran los días en los que solía sonreír junto a él. Ahora... ahora no sonrío a pesar de que él sí lo hace. Podría sentirme bien al verle sonreír, pero no es así, ya que no es a mí a quién sonríe.