Marian ama escribir y pasar las tardes en el parque "Ángel" con su amiga Carla y el novio de ésta, Robb. Allí los días parecen mágicos. Las tardes son anaranjadas y cálidas, el viento sopla fresco y tranquilo. Pero lo más increíble de todo, es "Fantasia de Cocoa", el pequeño teatro de títeres ubicado en la esquina más alejada de la plaza, donde los niños se sientan a observar historias de magos, príncipes y caballeros. Es por ello, que los miércoles a las 05:30 de la tarde, se sienta a observar la última de las funciones. Hasta que un día tropieza con Silvio, el encargado del teatro y decide entablar una amistad con el. Solo que para Silvio, la amistad puede conllevar lazos más fuertes que los establecidos y decidirá llevar las cosas más lejos, así tenga que forjarlos con imperiosos hilos de sangre.