Apenas 11:30 de la mañana, Goenji Shuuya recorría las ocho calles de camino a casa del velocista, no lo había visto mucho en las últimas dos semanas así que decidió ir a su casa aunque corriendo el riesgo de que no quisiera recibirlo, no lo culpaba, si eso le hubiera pasado a él seguramente estaría igual o más enojado y deprimidoAll Rights Reserved