La Niña Que Partió

Un poeta nació sin límites, sin comas, sin puntos...
Nació con grandes orejas, con hondos ojos, con la esperanza en carne viva, me atrevería a decir que en cada huella que su letra deja, el viento aprovecha en fecundar sus alas.

Escribir para mí nació como una gran necesidad, satisfacerla ha sido lo más rico a nivel vital,
y es así, que, entre tantas tardes ya sin sol, noches amargas, dulces, serenas, y sacrosantos cantos mañaneros, se arman figuras en hojas de cuaderno, y las expreso en estas letras.

Vivir en este mundo no es fácil, eso ya lo saben, pero no hay manera más hermosa de vivir aunque se haya deseado no querer ser poeta, aunque sangren los ojos, aunque entre el frío por los poros, porque también se impregna en el alma muchas alegrías, porque la sonrisa de tener el mar, el aire, el sol, o poder sentir que son nuestros, saber que disfrutamos de la luna, esa sonrisa al autor no se la quita nadie.

Santo remedio una copa de vino, santo remedio...