Decían que estaba bien, que sólo eran problemas de adolescentes, que todo se me pasaría en cuestión de años. Después cambiaron su versión, pensaron que estaba loca y no sólo eso, sino que era inestable mentalmente. Es gracioso, porque me había escapado ya cuatro veces de los cuatro hospitales mentales en los que había estado ingresada, sin embargo, seguían teniendo fe, y cada vez que me escapaba y encontraban, me destinaban a otro distinto. Intentaba calmarme, controlar mis emociones y pensamientos, pero cuándo me enfadaba o algo no iba cómo yo quería, me ponía cómo una energúmena y hacía daño a todo el que se me acercara. Muchos en el hospital me odiaban, otros ignoraban y los demás intentaban siempre lamerme el culo, esos, definitivamente, eran los más listos, pues, quien no se llevara bien conmigo, de una manera u otra, siempre acababa muerto. ¿De verdad te atreves a leer la historia de esta loca inestable mental? Quizás acabes peor que yo o quién sabe, te hagas amig@ mío.