Y pude verte corriendo en un laberinto de dolor, perdida y sin nadie quien te ayudara a escapar. Pude ver la soledad a través de tus ojos, el miedo de tomar la mano de alguien más, porque creías que las personas estaban hechas para lastimar y que por ello en nadie debías confiar.
Y cuando debilitaste el muro que te protegía de los demás vi como todo se derrumbó, te vi arrastrándote entre los escombros. Y vi su sonrisa, la sonrisa de un monstruo sin corazón y entonces supe que tenías razón, tal vez la soledad era la mejor opción.