Quería comenzar la historia con una frase como esta: «Ya no sé cuánto tiempo ha pasado desde que me imagino la vida sin ti. No sé tampoco cuántas lágrimas he derramado imaginándomelo». Pero ya no tengo que imaginármelo, ahora lo vivo. Ya no tengo que decir que a veces, recuerdo lo que fuimos juntos, lo que vivimos al lado del otro, lo que aparentábamos, lo que ocultábamos, lo que evitábamos para no hacer sentir mal al otro y que al final era tan obvio, que terminaba lastimándonos. Tampoco diré que fue bonito haberte conocido y que no me dieras otra oportunidad.