Desperté con el sentimiento de ser observada, así fue, era observada por esos profundos ojos azules que tanto amaba pero a los que a la vez tanto temía. Ahí se encontraba él, en la misma esquina oscura de mi habitación, a la misma hora de siempre, las 3:07am. Solo que esta vez sería diferente, él y yo lo sabíamos.