Diana era una chica muy diferente del resto de sus compañeros. Guardaba una infinidad de secretos, uno sobretodo muy vergonzoso para ella. Diana era tan mentirosa e hipócrita que se llamaba mentalmente a si misma como "La chica de las máscaras". "Una mascara para cada persona, una mascara para cada ocasión", era su dicho. Aunque su autoestima era muy baja, ella creía que algún dia llegaría su final feliz que la sacaría de aquel lugar tan escalofriante llamado "realidad". Esperaba como una niña de 6 años que Peter Pan se la llevara, esperaba encontrar la cura de la llamarada para salvar a Newt y vivir felices para siempre, ella esperaba ser el Real de Peeta. Y así esperaba su final feliz, lo que no sabía era que ésta se le presentaría como amor. Así es, alli estaba él, aquella soga que la sacaría de su miseria, aquel boleto al paraíso, aquella luz al final del tunel, llamada Thomas Sangster...
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero