Te fuiste un 25 y todo está en orden, encuentro cada una de mis cosas en su lugar y la ventana abierta como siempre la quise. Pero voy a la cocina y no todo estaba bien porque me doy cuenta de que dejaste una soda destapada y como cualquier otro día eso me hubiera molestado. Pero esta vez no, esta vez no, porque ya no estás. Y me siento culpable de muchas cosas y también ahora me doy cuenta de lo fácil que es dar un abrazo. Veo que eres mejor, que siempre fuiste mejor que mi doble discurso que nunca puso al humano sobre las otras cosas. Veo que soy cobarde, tan cobarde como para nunca enseñarte esto que escribo. Te fuiste un 25 y aunque estés a una llamada de distancia siento que cada día duele más.