Caminando por el pasillo iba tan sumida en el libro que no me percate del chico que venía a toda prisa. Un fuerte golpe en mi hombro izquierdo me hizo perder el control y termine tendida en el suelo. El chico solo se detuvo por un instante mirándome de perfil y mascullando algo, de lo cual solo entendí:
-Fíjate por donde caminas pequeña estúpida.- no sabía si maldecirlo o quedarme boquiabierta de lo guapo que era. Pero al final preferí maldecirlo antes de que se alejara.
- Fíjate tu hijo de puta.- el chico ya había dado dos zancadas cuando se detuvo en medio del pasillo, dio media vuelta y sonrió socarronamente. A estas alturas estaba tan cabreada que solo me limite a enseñarle mis dos dedos corazón. Soltó una sonora carcajada y sin más se alejó.