- ¡Estúpido, estúpido, estúpido!
Gritaba con furia, jalándose el pelo hasta hacerse daño, escondiendo sus lágrimas bajo sus brazos, tragándose su dolor y la terrible punzada en el corazón
- Pídeme lo que quieras, te lo daré -
Mentiras. Solo eso eran sus palabras.
No podía creer ninguna cosa más que saliera de él cuando le había prometido básicamente todo lo que desee, pero ahora agonizaba de dolor en el pecho porque eso no era cierto, porque no le daría nada de lo que le decía, porque lo que él quería era que se hubiese quedado con él.
Si había algo de lo que Bill podría haberse arrepentido toda su vida, era haberse enamorado tan pronto de Tom Kaulitz.