"Olvidar es todo un acto de clemencia, para torpes que no olvidan sus amores" Andros se vio a si mismo al leer las palabras del email... Ella lo necesitaba de vuelta.
Aquellas defensas construidas caían como piezas de tablero de dominó, el engaño que había enredado su cordura quedó disuelto.
Regresaría a casa, enfrentaría los miedos, le diría de una vez :TE AMO??...En ese orden todo se presentaba simple y correcto, lamentablemente nada es así.....
No temía de los fantasmas del pasado, temía simplemente que ella nunca lo aprendiera a amar.
Darwin la miro de soslayo y percibió, una vez más, que ella no le pertenecía, estaba allí a su lado adormecida, envuelta en un traje de plumas extraídas impidiéndole volar.
Con desánimo la realidad golpeo su existencia a cientos de kilómetros había un él que le añoraba más que a nadie, mas que el mismo y el seguía reteniendola por lo que creía era amor.
Helena suspiro con melancolía, aquéllo que le era vital le había sido arrebatado desde ya una década. La ausencia y el dolor marcaban su pulso, palpitando igual al primer día de su partida, ya las lágrimas se habían secado y el dolor dio paso a la ignominia... un cuerpo sin alma era lo que habitada en sí.
Los silencios eternos eran la única forma de decirle te amo. A través del tiempo.
La vida les enseñaría a volar...
El amor es más que perderse en una mirada o en un latir apresurado, soltar las cadenas de sus miedos era el viaje por emprender.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.