Entre murallas hay que desangrar o desaparecer, pues la calma se tornó locura y la letargia dolor. Llegamos por accidente y vivimos en cacería. Somos un circo para los de afuera y una atracción para los Unholld. Se nos quitó la vida y nos dieron otra, deficiente. ¿Qué hicimos nosotros? ¿Cuánto pecamos para sufrir esto? ¿Moriremos por la gracia de quién, o de quién debemos derramar para sobrevivir? Más allá del muro no existe vida, pero dentro de estos tampoco. La pregunta es, ¿quién será la última víctima?