Estar enamorada del empresario más rico del mundo no es una locura, pero si lo es ingresar a su mansión como la nueva empleada sólo para verle pasear en ropa interior como lo rumoreaban. Hermosa,con un cuerpo deseable y un carácter un poco complicado, pero muy interesante, según me describían los demás. Y con éstos atributos pretendía entrar a la cama de Hipo Abadejo, y en lo posible a su corazón. Llámame loca,pero Hipo terminará tan loco por mí como yo por él, porque me llamo Astrid Hofferson.