Existen experiencias que uno siempre desea olvidar, pero que nunca puede hacerlo. Aquellas experiencias, convertidas en heridas emocionales, nos seguirán atormentando por toda la eternidad. Alicia es alguien que lo sabe muy bien. Después de todo, por un error del pasado, fue lastimada por las personas a las que una vez considero como amigas, aislándola y encerrándola dentro de una caja de soledad. Ella nunca hizo nada malo, pero la envidia termino siendo más fuerte que la amistad. Y Alicia, abandonada por todos, dejo de sonreír. Para no ser lastimada, Alicia se convirtió en una persona fría y solitaria. Sin embargo, algo iba a impedírselo. Un deseo había brotado. Un anhelo había escapado. Alicia, que había decidido alejarse de los demás, comenzó a anhelar una persona especial. Alguien que la entendiera. Alguien que la apoyara. Y alguien que la animara. Alicia, que no quería ser lastimada, comenzó a desear un amigo. Aquel anhelo que había encerrado en lo más profundo de su corazón había escapado de las cadenas que lo aprisionaban, y ahora había vuelto tan resplandeciente como una llama, decidido a derretir las capas de hielo que encerraban su corazón. Alicia quería un amigo, pero no quería ser lastimada. Así que Alicia decidió escribir una carta. Aquella carta, breve y directa, fue colocada dentro de una botella de cristal y lanzada al mar. "¿Quieres ser mi amigo?" Fue lo que escribió. Y la carta vago sin destino por delante. Ella no creía que esto iba a funcionar; sin embargo, nunca había imaginado que varios días después recibiría una carta, y que... "Si" Fuera su respuesta. * * * * * * Una carta comenzó todo... Varias cartas los volvieron amigos... Pero sus interacciones fue lo que los convirtió en algo más...