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Esa es su cosa favorita de Hoseok; que puede hacerlo reír en cualquier momento y en cualquier lugar.
El problema es que cada vez que Hoseok lo hacer reír en la cama ahora, siente algo removiéndose dentro de él. Siente el calor que se filtra de la risa ahogada de Hoseok contra su pecho, dentro de su piel, penetrando sin cesar por sus venas, incrustándose en alguna parte de su alma.
Mientras acaricia el suave pelo de Hoseok fuera de su frente, se encuentra preguntándose si Hoseok había estado enamorado de él en ese entonces, pero rápidamente aparta ese pensamiento cuando unos ojos soñolientos se abren para parpadear lentamente viéndolo.
Unas largas extremidades aun cálidas por el abrigo del letargo se posan alrededor de él, y suspira en el beso, dejando a su pierna deslizarse entre las rodillas entreabiertas de Hoseok, y se dice a sí mismo quédate quieto, espera, no caigas.