Se supone que el plan era perfecto y ahora solo me queda escribir lo que fuimos algunas vez, con la esperanza de que estas paginas llegen a cada joven, niño y adulto que todavía tenga fe en una resistencia, aunque estar a días de visitar el pabellón de fusilamiento no me deja ser muy optimista que digamos, pero ver cómo pasa cada segundo, minuto y hora en esta repugnante habitación, con un frio que se cuela bajo la puerta y escuchando como las ratas estan linchando al gato que vi a través de los barrotes... Me esta volviendo loco, al menos lo bueno es que tengo una bella, asquerosa y antigua resma de papel, un par de bolígrafos viejos y las ganas de escribir... Para dejar un legado en texto como ultimo acto de rebeldía
La verdad, no quiero relatarles la historia de mi vida, el como llegue a ser el próximo nombre en la lista de bajas o alguna otra basura que deba escribir para la posteridad respecto a mi, ya que mi existencia es muy aburrida. Pero mis compañeros merecen al menos vivir en el recuerdo que llegué a plasmar en estas páginas.