Dicen que cuando lees, la historia te absorbe, te vuelves parte de ella, un personaje más, y todo se vuelve real. Sonríes en los buenos momentos, y lloras con los malos, te enfadas cuando algo injusto pasa, e incluso, inconscientemente, y puede que alguna vez te haya pasado, llegues a amar a los personajes, y desearías que fueran reales, o que tu pudieras estar en su mundo. Lo mismo pensaba Naya, pero no siempre lo que quieres es lo que te conviene...