Una caja se encontraba frente a sus ojos, de color marrón para ser más exactos. Mentalmente realizó un conteo desde los pares hasta los impares terminando en los menores a cien. A eso se le suma el factor de un sonido liviano y mórbido de la cuchara de metal que tenía en mano, que muchos mentalmente pedían silenciar, pero ella denegaba por estar entre la espada y la pared de sus temores y su moral. Porque quería saber qué había en aquella caja que siempre era llenada con su nombre, con cartas no usadas trazadas de tinta azul de lapicero, expresante de palabras de melodiosos contenidos dulcificantes para cualquier corazón.
Su amigo le comentó entre un jolgorio de una conversación de un tema ya olvidado para su memoria, que quizás era un maniático, qué lo hizo al azar para saber quién caería en una trampa tan "románticamente" patética. Y más, no tiene sentido que ella le abarque un interés innecesario a un tema que es fácil dejar por las buenas sin que nadie salga herido por que no hay ninguna historia formada entre su ella y la contraparte sin facciones.
Entonces, ¿por qué seguía ahí frente a esa caja de marca del local donde su amigo labora? ¿Era su contenido el que le ameritaba ser resuelto? ¿O por el simple hecho de que ese ser dedica el tiempo a señalar cada minúscula esencia de ella? , ¿Qué podía ser tan grave para que se escondiera en el anonimato diario?
Es que, ¿Quién podía creerse el dar palabras de amor dirigidos hacia ella sin presentarse en alguna ocasión? Porque ya teniendo la presencia de un rostro, un corazón roto puede dirigir el peso de la desdicha al culpable.
"¿Y si algún día toco las primeras melodías de nuestra relación?
¿Te animarías a acompañarme a nunca olvidarnos de lo que sentimos?"
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...