''Ella esta al centro de la blanca habitación, su pequeño y ahora frágil cuerpo se encuentra postrado en la camilla, el respirador que tiene sujeto a la cara le obstruye un poco la vista pero eso no impide que trate de observarme, sus largos y castaños cabellos cubren la almohada como si de listones se trataran. Quiero sonreírle sin necesidad de fingir y decirle que todo estará bien como la primera vez que entro a mi consultorio, pero no quiero mentirnos a ambos. Cierra sus ojos y los vuelve abrir, se que esta cansada y quiero retroceder el tiempo, sus ojos se cristalizan, mi amor por favor no llores, me acerco tembloroso a ella como si la temperatura fuera de menos de 10 grados centígrados, estoy apunto de echarme a llorar también.
-Me gustas mucho cuando traes bata.-musita viéndome llegar a ella.
-¿Solo cuando la traigo?.-me trago el nudo que poco a poco se forma en mi garganta.
-Creo que se trata de la bata ¿verdad?.-intenta reír, pero su voz se va apagando y perdiendo esa tonalidad descarada que tanto la caracteriza.
-Te amo niñita.-le digo fuerte con un dejo de risa.
Ella no responde, siento que el fin se acerca y me asusto, ella no es solo mi paciente, ella es la mujer que amo por sobre todas las cosas.''