-Te deseo tanto Carolina- me dijo susurrando al oído, escondí un gemido, para que no nos escucharan nuestros padres, que estaban a un lado de mi habitación.
-Agustin, quiero que me hagas tuya- dije respirando agitadamente, estaba en un punto de excitación donde mi cuerpo se estaba quemando.
Él comenzó a tocarme por debajo de la camisa, sus manos hábiles encendían mi cuerpo, de repente un pensamiento apareció "Es tu Hermanastro..."
Tomé su mano y lo detuve, no lo dejé avanzar. Él me tomo por la cintura y me atrajo hacía él...
-olvídate por una puta vez que somos hermanastros y que nuestros padres están en la otra habitación, entregate Carolina...-.
La sociedad siempre ve mal las relaciones entre familiares, aunque estos no tengan la misma sangre, pero que hacer cuando el corazón y la piel te piden a la otra persona.
Esta es la historia de Carolina y Agustin, la atracción entre ellos era evidente, la pasión casi se podía tocar, pero quien juega con fuego se puede quemar...