Imagina que tienes ochenta y siete años de edad, tus manos tiemblan todas las mañanas al tomar los lentes recordándote que ya eres mayor, tienes que esperar diez minutos en la cama al despertar para no provocar un mareo y caer al suelo, solo puedes comer licuados porque la placa se atasca al comer carnes o verduras cocidas, deseas tener esos momentos en los que solamente eras tú con el teléfono en mano sin ninguna persona verificando si aun tienes la píldora bajo la lengua, quieres correr por el pasto con un vestido de flores y tener de vuelta a ese cachorro que te obsequio un amigo, regresa unos años, cuando el hombre de tu vida se mantenía a tu lado, tomando tu mano mientras apretaba sus ojos cuando comenzabas a rascar sobre donde la aguja perfora tu piel, escuchando como su hija les habla del dibujo que les hizo en clase. Pero no puedes. Tus rodillas fallan, tus manos se lastiman, tu piel se cuartea hasta con el sol, tu corazón te da sustos mas perturbadores que los que te dio un buen beso y él se ha ido. No puedes. No lo haces porque esto no es fantasía. Es tú verdad.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.