Mahiru Shirota, dieciséis años, gustaba de las cosas lindas y aborrecía el complicar de éstas. Sin embargo, ahora arrostraba de una situación a la cual no estaba preparado, ni siquiera él, que prefería de enfrentar las situaciones. No supo que contestar al comentario que Kuro dejó resbalar en esa tarde. «Mahiru, estoy preñado.»