Todo lo que acontece a nuestro alrededor es una incógnita. No sabemos por qué huimos, pero sabemos que debemos hacerlo. Es esta incertidumbre argumental, que crece en complejidad y perplejidad cada metro que avanzamos, lo que nos impulsa a no dejar de pensar, a lanzarnos a resolver nuestras preguntas con el objetivo de averiguar la realidad que nos envuelve.