Ahora entiendo cuando me decías «déjate de tonterías, nena» y me agarrabas del pelo, porque sentías el control en la yema de tus dedos. Dejabas marcadas tus uñas hundidas en mis caderas e hincabas el diente en el hueco de mi cuello y me susurrabas, muy lentamente; que yo era la única que estaba en tu cabeza, de que te estaba volviendo enfermo. Ahora entiendo cuando me decías «déjate de cuentos baratos, reina» me empujabas y me tirabas en la cama. Me mirabas, como si fueses un lobo a punto de devorar a su presa, y te lanzabas y me agarrabas de las muñecas con una mano mientras te hacías sitio entre mis piernas. Ahora entiendo cuando me decías «déjate de historias absurdas, rubia. Nada de esto es es verdad» swxtza © 2017
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