10 Parte Ongoing Todos arrastramos una obsesión, algo que nos consume en silencio, que nos sigue incluso cuando el resto del mundo nos olvida.
Para Milán, esa obsesión tiene nombre: Paradoxe. Un asesino que deja su firma en cada escena del crimen con una paradoja imposible y se desvanece sin dejar rastro. Sus acertijos no son simples juegos de ingenio; son pruebas retorcidas, trampas diseñadas para dejar en ridículo a cualquiera que se atreva a resolverlas.
Milán no puede permitir que siga jugando con la impunidad de siempre. Por eso, se infiltra en el Palacio de Justicia de Granada. No por obligación, ni por un sentido de justicia. Esto es personal.
Cada crimen de Paradoxe es un mensaje directo, una provocación. Pero en su búsqueda de respuestas, Milán tropieza con algo peor que la ausencia de pistas: el regreso de un pasado que creía enterrado.
Roma ha vuelto. Las paradojas de Paradoxe no son simples acertijos; son trampas retorcidas que desafían la razón y dejan en evidencia a quienes intentan resolverlas.
Milán ha aprendido a no dejarse engañar. No está en esto por deber ni por justicia. Se infiltra en el Palacio de Justicia de Granada por una sola razón: hacerlo pagar.
Cada nuevo crimen es una burla, una provocación calculada para recordarle que siempre va un paso atrás. Pero en su obsesión por atrapar a Paradoxe, Milán se enfrenta a algo más peligroso que la ausencia de pistas: el regreso de su propio pasado.
Roma ha vuelto. Con él, los recuerdos que Milán juró enterrar. Su presencia no es casual, y sus intenciones siguen siendo un misterio. ¿Está aquí para ayudarlo, para hundirlo o para algo mucho peor?
El tiempo se agota, y Paradoxe sigue jugando con ventaja. Entre un enemigo que nadie puede atrapar y un pasado que nunca se fue del todo, Milán está a punto de aprender que algunas verdades no solo duelen, sino que destruyen.
Queda prohibida toda copia o adaptación de la novela, en todo caso se adaptarán medidas legales.