-Mierda Savannah, no ves que no puedo seguir así- Dice con sus ojos cargados de ira o tal vez tristeza. -Simplemente no puedo- respondo en murmullo. Los ojos me pesan de lo cansados que se encuentran a causa de llorar por tantas noches seguidas. -Pues yo tampoco ¡Decídete!- hace una pausa- esto es solo decisión tuya, y me duele que lo pienses tantos- dice y me siento incapaz de mirarlo a los ojos.- Solo recuerda que mañana ya no estaré. Todo puede cambiar con unas simples palabras.- cabizbajo sale de la oscura habitación. En mi mente hago un recuento de lo que me trajo hasta aquí, de lo que nos trajo aquí. Todo empezó por una pendejada, por mi única y exclusiva culpa. Incapaz de derramar una más lágrimas, con la incertidumbre de que pasara, y con el miedo a perderlos me levanto de la cama. ¡Mierda! yo lo he jodido absolutamente todo.