Prólogo. Cuando el destino te juega una broma no puedes regresársela. Al fin de cuentas, es el destino. Nadie le gana. Es obvio. Y aunque trates de evadirlo las cosas se ponen peores. Son obstáculos. Pero en un momento, quedas tan cansada que todo es un gran muro contra quién no puedes batallar. Al fin de cuentas las tres personas que más odio en el mundo y yo estamos bajo el mismo techo. Ironía, ¿no? ¿Y qué puedo hacer? Nada. ¿Recuerdan? El destino es invencible. De todas las personas a las que les podía pasar algo así… tenía que ser yo. La frustración recorre mi mente, el rencor envenena mis arterias. Haría cualquier cosa por poder cambiar toda esta porquería. Pero la impotencia se adueña de mí otra vez más, y solamente lamentarme es lo que me queda en esta vida. Y para terminar, el más odiado de esos tres se quedará solo conmigo por tiempo indefinido. Maldito dos caras, ojalá te pudras. Te detesto tanto. En resumen, esta es la historia de cómo mi vida asombrosamente perfecta acabó siendo un desastre desde que ésas personas entraron a mi vida, narrada de mi punto de vista, vivida en mi perspectiva. Sentirás mis sentimientos, en esta montaña rusa que es vivir con personas que se ganan mis más grotescas palabras y malos deseos. Sólo esperemos que el destino se apiade de mi ahora inútil vida y la mejore un poco. Es lo único que pido. Y que el destino esté siempre de buen humor con ustedes.