Es sólo un gamberro que le gusta recolectar monedas a cambio de sus servicios. No cobra mucho por sus interpretaciones decadentes, en cambio, por unos cuantos dólares que desprendas de tu bolsillo puedes verlo actuar. Viste un abrigo andrajoso y guantes rotos. Cuándo le preguntan por los estrepitosos anteojos, él sólo responde que está a la moda y que los encontró tirados por la banqueta.