- Sabes que esta mal hacer esto... Los, amigos no hacen esto, Daniel tu lo sabes. - aquel chico de tez blanca, tal como si fuera porcelana comenzaba a sonrojarse, para ser específicos en sus mejillas, su respiración chocaba contra la mía, sus manos se encontraban hechas puños, el chico estaba probablemente teniendo una crisis existencial sobre su sexualidad y no lo culpo yo tengo una igual ahora, pero quiero estar seguro de sentir lo que siento ahora así que me acerco y robo otro beso de sus labios pero a diferencia del pasado en este alcanzo a morder su labio inferior mientras coloco mis manos sobre su cintura.
-Esta jodidamente mal pero dime, acaso tú ¿quierés averiguar porque esta mal?. - lo miro directo a sus ojos mientras paso mis manos por sus mejillas, se ve como si su corazón fuera a salir de su pecho pero a la vez tiene una cara de querer matarme, pero dios, se sintió tan bien. - Solo un beso, eso fue, un beso de amigos que se volverá a repitir.
- No Daniel, esto no se repetirá, solo somo amigos, y así se quedará. - el contrario se aleja de mi y va directo a la puerta de su cuarto para después abrirla y hacerme señas de que salga de este lo cual ignoro y lo jalo de la mano provocando que este se caiga sobre mi y yo sobre su cama.
- Mejor me voy... Esto ya es muy raro. - hago a un lado al contrario dejándolo en su cama mientras que yo tomo mis cosas y salgo de ahí para no no voltear hacia atrás.
Cuando eres una chica nada normal ni nada corriente, que intenta vivir contra todas las adversidades de su vida, pero es sacada de casa y no gentilmente qué digamos.
Y solo le queda empezar a trabajar con un multibillonario de niñera, sin saber los secretos y las mentiras oscuras que este guarda, quedando atrapada en estas que se vuelve una cadena invisible alrededor de su cuello que cada vez tiene más peso.
Eso no es lo único Melody con tal de conseguir la cura para el asma, termina en un matrimonio arreglado con nada más ni nada menos que el Sr. Deces.