Stephen Hiller era un joven concentrado y muy observador. Podía descifrar a una persona con tan sólo darle unas cuantas miradas. ¿Estás estresado? ¿Estás asustado? Él lo sabrá, no intentes esconderlo. Entre más te esfuerces en ocultarlo, él más lo notara. Si deseas saber algo sobre una persona, él te lo dirá. No es difícil, sólo basta tomarse el tiempo y observar.
Stephen era un chico que había nacido en cuna de oro, y eso podría ser literal. Pero no por haber nacido en esa posición significaba que viviría así. Nunca le había hecho falta nada, y en eso venia incluido el amor de sus padres. Pero no era el típico chico hijo de padres ricos que le daban todo a la mano y con eso remplazaban el amor que no podían brindarle por estar de viaje, para nada. Desde pequeño sus padres le inculcaron valores y el respeto hacia las personas más humildes, le hicieron saber que si quería algo tenía que luchar por eso, y a cambio vendrían frutos como recompensa. Por eso desde hacía varios años había comenzado a trabajar con Fred, su buen amigo y jefe. Fred era un anciano que tenía a su poder un local de relojes de todo tipo. Stephen no podría ser más feliz, tenía amor, familia, dinero y amigos. Todo lo que una persona podría desear. Y entre ellas alguna podría envidiar esa felicidad.
Pero cuando un día un hombre sospechoso y golpeado entra al local, haciendo tintinear la pequeña campana, en busca de ayuda se dio cuenta que algo no estaba bien. Pudo descifrarlo, él mentía. Pero se vio obligado a callar, no tenía pruebas que dar para demostrar lo que sabia. Y desde ese día todo se pondría oscuro, su vida dejaría de ser tan perfecta y llena de luz. Él tendría que demostrar que ese tipo era el culpable de todo lo que se avecinaba...¿Pero qué pasa si ese hombre no resulta ser tan culpable cómo aparenta? Peor aún ¿Qué pasa si lo que enfrenta no es humano? ¿Quiénes son?..Les llaman cardelores.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.