Todo el mundo ha viajado en metro alguna vez, y muchos lo hacen todos los días. Todo el mundo va con prisa, y nadie se para a mirar a su alrededor. Excepto ella, la chica que está allí, todos los días, a la misma hora, subiendo y bajando en las mismas estaciones. Nadie sabe de dónde viene ni hacia dónde va, porque nadie se fija en ella. Sin embargo, merecería la pena pararse, aunque fuera solo un segundo, porque esta chica sabe ver la vida de otra manera.