Dijiste ser de esas personas que se van sin despedir pero jamás creí que lo harías conmigo. Hoy sumo otro día más a la lista que he creado desde que te fuiste. Hoy sumo una noche más en las que el insomnio permanece, las pesadillas vuelven y tu ausencia duele. Hoy sumo una madrugada más en las que simplemente te pienso. Fuiste como un cigarrillo en mi vida. Delicioso y tranquilizador en su momento. Un vicio para mi vida. Un vicio enfermizo a la hora de la verdad. Pero sobre todo, cuando intenté dejarte ir ya no podia. Ya eras el vicio de mi vida. Aquel que me mantiene tranquila. Aquel que me pone ansiosa. Aquel que te hace feliz. Aquel que enferma. Aquel que mata. Eres sin duda alguna el cigarrillo de mi vida, poco a poco te vas desapareciendo de ella dejando un gran vacio, dejando ganas de volverte a tener conmigo. Entre mis días. Entre mis atardeceres. Entre mis noches. Entre mis madrugadas. Entre mis amaneceres. Eres aquel cigarrillo que quiero tener por siempre. No importa si lo nuestro es enfermizo, si es dañino, si nos destruye porque esto es nuestro, esto es especial, esto lo podemos llevar con paciencia. Eres la pieza que me falta para que mi sonrisa se forme. Por favor cariño, regresa y no me dejes ir. Por ti soy capaz de esperar milenios con tal de volverte a ver. Sólo necesito que me mires y digas que todo estará bien aunque el futuro sea impreciso, aunque sólo sea una vil mentira. Sólo necesito que vengas a calmar unas cuantas llamas de este infierno, a quitar unos cuantos demonios de mi vida y hacer que lo olvide todo. Quiero restar mis tristezas con sonrisas de los dos. Quiero sumar nuestros abrazos. Quiero dividir la distancia y tenerte para mi. Vuelve para quedarte junto a mi.