El delicado roce, de las manos ajenas sobre su piel, hizo que se le erizara el cuerpo. Mingyu miraba fijamente el rostro de su hyung, era tan hermoso, hermoso como los tulipanes que crecían en el jardín. Pero que sin embargo solo duraban unos pocos días para luego marchitarse y Mingyu tenía miedo de eso, miedo a que...
1 part