Prólogo.
El concepto de mi vida era diferente, en realidad ni siquiera sabía como la definiría, el día que me preguntaran lo que significaba para mí, no iba a saber como contestar, y ya es hora de averiguarlo.
Tenía pocos años de edad cuando sucedió, mi pequeño, mi compañero y amigo de 11 años había muerto, era horrible, ¿Qué se supone que iba a suceder ahora?, ¿Compraría una mascota nueva? No, no sabía que hacer, así que decidí llorar un par de horas, no sé si se le pueda llamar decisión, ya que algo me obligaba a sentirme mal, no sabía porque, era muy chica para saber lo que era el dolor.
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Los siguientes años pasaron rápido y a medida que crecía me daba cuenta de era el dolor, pues pasaba por una situación no muy agradable, cada vez comprendía más...
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.