The Hole

A la abuela le gustaban las historias casi tanto como a mi.
En las noches de verano en las que no podia dormir, ella me dejaba meterme en su cama (esa que crujia y que olia a hierbabuena), y me hacia prometerle que no le diria nada de nuestros encuentros a Sam.
-El no puede saber que eres mi nieta favorita-murmuraba-¿Podras guardar el secreto?
Entonces ella se ponia sus gafas de montura fina y me acariciaba el pelo. Yo nunca le respondia.
-¿Quieres que te cuente la historia del conejo de tres orejas?
-Esa ya me la se de memoria...-replicaba-quiero una historia real esta noche.
La abuela sonreia y me miraba con sus ojos azules fruncidos.
-Todo puede ser real si tienes el poder de imaginarlo.-murmuraba. Le gustaban mucho las frases abstractas como cuadros de Picasso.
-¿Entonces la trampilla del sotano existe?-
-¿Quien sabe?-apretaba los ojos, parecia que estuviera intentando ahuyentar un mal recuerdo.
-¿Y todo lo que hay detras...?
-A veces las historias mas descabelladas son las mas reales...