Para la clase de Literatura tuve que escribir una cosmogonía, o sea, crear un mito de la creación del Universo y/o el ser humano.
Estuve horas en frente de una hoja pensando en como comenzar. Escribía y tachaba, y así estuve por días. No es que me sea muy fácil a mí explicar la existencia humana a través de un relato bien narrado, pero lo intenté y quedó algo que era pasable.
Luego de unos meses, en que ya lo había publicado acá, lo releí y edité.
La verdad, amé como quedó. Tal vez más adelante vaya a editarlo de nuevo, pero ya no la trama, como hice anteriormente.
Hay una gran parte de mí en este cuento, sangre, sudor y lágrimas. Literal, me corté la mano mientras escribía, la edité en pleno verano con un ventilador que tira calor (:'v) y siempre que escribo algo, sea una poesía, novela, cuento o lo que sea, lloro siendo que escribo para desahogarme, en todo lo que escribo plasmo parte de mí. Y acá hay mucho de mí, de mi vida, gustos y valores. De lo que pasa por mi mente, de lo que me causa dolor.
Y sé que al menos en los último no soy la única.
Amo que me comenten lo que les parezca, así que cualquier cosa ya saben. Si les recuerda algo (cualquier parecido con la realidad no es coincidencia xD), encuentran los varios mensajes que quiero dar con esto, o simplemente quieren comentar que les gustó o que me equivoqué en alguna palabra, o lo que sea, háganlo. No me molesta para nada.
Gracias por leer❤
3, 2, 1... ¡Acción!
"Siempre habrán ángeles en el infierno y tentaciones en el paraíso."
Polos opuestos, llamados por el destino.
Zehra una mujer con cara angelical, aura de diosa, cuerpo de infarto que irradia elegancia y clase por donde quiera que vaya.
La vida de Zehra no era para nada diferente a las demás, no hasta que lo conoció a él. A un hombre sombrío, sin escrúpulos, arrogante, y narcisista. Su vida dio un giro de 360 grados, cuando después de una larga y temerosa noche se despertó en un lugar completamente desconocido para ella.
Entonces la acción inició. Su vida ya no era aburrida, porque el peligro, los problemas, y los deseos explícitos yacían parte de ella. Aquel hombre la sedujo, el se hizo adicto a ella, la hizo su sumisa, su mujer, y la reina de su gran imperio.