Los Tomlinson, pertenecientes a la nobleza, son una de las familias más importantes en el siglo XV.
Su primogénito, Louis, obligado a seguir los pasos de su fallecido padre, es enviado a un monasterio con fines de convertirse en el nuevo papa, sabe que no será fácil y tomará mucho tiempo, pero no está dispuesto a rendirse; aunque eso no es lo que desea, a él le ha quedado bien claro las palabras de su madre.
"No hay persona en Roma que no ha escuchado nuestro apellido, somos símbolo de grandeza y de una maldición, nadie puede amarnos , ya que la codicia y la necesidad de poder, corre en nuestras venas. El destino de un Tomlinson está escrito antes de que este naciera."