Ella, una mujer frágil, delicada, dulce y hermosa pero a la vez fuerte e independiente. Dispuesta a todo por nada. Impredecible, misteriosa, el pecado más deseado y más dulce.
El, un hombre sin buena situación económica que sólo vive de lo poco que gana tocando su vieja guitarra en las calles.
Ambos son sólo dos almas, dos cuerpos, sólo dos personas más en esta gran ciudad.
Ambos se ven en la misma calle. Nunca se hablan, nunca se miran directamente, pero saben que el otro está allí.
Su hermosura era desgarradora, su belleza, arrebatadora. ¿Podría ser él quien lograse conquistar aquél corazón de acero? Suspiró, nunca sería posible. Eran tan distintos, pero tan iguales al mismo tiempo.
Ambos trabajaban a costa de su dignidad.
Ambos necesitaban el dinero a toda costa.
Ambos estaban solos en este mundo.
¿Será posible que un músico callejero encuentre el amor en una prostituta?