Había un chico en el instituto, un chico muy lindo, que solía sentarse en la misma mesa de la cafetería durante todo el curso. Yo me sentaba en todas las mesas posibles para tener una clara visión de él. Todos los días, a todas horas, él chico aparecía en mi mente como un embrujo, y todos los días, por la noche, le escribía cartas de amor, desamor. De pena y tristeza. De alegría y nostalgia. Cartas que obviamente nunca leyó. #17 en poesía 21/12/16 #13 en poesía 23/12/16 #9 en poesía 27/12/16 #6 en poesía 2/01/17 #2 en poesía 3/01/17