Prólogo. Harry POV. Quizás fue la vulnerabilidad reflejada en sus ojos cuando la trajeron a casa con ese encantador vestido azul marino. O tal vez el modo en el que me miraba, intentando parecer fuerte y ocultando un alma frágil y atormentada. Cinco años y un carácter digno de admirar. Fue imposible no amarla. Pero no del modo en que amas a tus amigos o a tu familia. ¿Existiría algo incluso más puro y más fuerte que eso? La respuesta era sí. Eso era lo que yo sentía por aquella niña de ojos color café. Habíamos sido confidentes desde entonces. Ella era mi mejor amiga, mi alma gemela. Parte de mí. Con la promesa tácita de una amistad eterna y un lazo tan fuerte como áquel, pasaron los años. Jugar a las escondidas ahora constaba en escaparse a medianoche de casa sólo para ir a una típica fiesta de preparatoria. Un secreto no más que una anécdota sexual. No existía nada que no supiera de ella, y que ella no supiera de mí. No al menos hasta que descubrí que __________ significaba muchísimo más de lo que yo quería. Que lo que aquella mirada profunda e indecifrable provocaba en mí era más de lo que esperaba. Mi caso era un particular cliché. No me había dado cuenta de cuánto la amaba hasta que ella había comenzado a verse involuntariamente alejada de mí. El valor de mis palabras cobrando un sentido diferente, aunque __________ no se diera cuenta y lo pasara por desapercibido. Un sentimiento tan nítido que llegó a asustarme. Enamorarme era una peligrosa opción. --