"Makkachin robó unos manjus y se atragantó con ellos. Estamos en el veterinario, pero no sabemos si vivirá. Perdón, pero ¿qué quieres que hagamos?" Esas fueron las palabras que detuvieron el corazón de Katsuki Yuri. Debía dejar que Viktor se marchase a Japón para estar con su perro. Él lo único que tenía que hacer era esperar las buenas noticias. Porque... Makkachin no podía morir así, ¿verdad?