Astuto, ágil, inteligente... basura; así describiría Diego Galasso a Paul Akze si se le preguntase.
El mismo caso, las mismas jugadas, los mismos ases, las mismas sorpresas, año tras año de seguirle el rastro a un hombre que no se daba por vencido. Diego, calculador, sagaz y elegantemente estratega, a punto de llevar tras las rejas al bastardo que cambiaba el número en el que caían los dados.
La lucha de Galasso, por dar con Akze, y la agilidad de Akze, para escapar de los dedos del centro de espionaje de Galasso y Hank Welles. La guerra constante y calculadora de cada uno.
Akze sacaba un as nuevo cada vez que Galasso le pisaba los talones, pero esta vez, sin quererlo, sin pensarlo, uno de sus peones, o en este caso, una, sería la llave perfecta, para hacer que la vida de Diego Galasso, Paul Akze, Hank Welles y cada uno de los hombres de cada bando, cambiase para siempre. Victima de los motivos incorrectos y de las personas inapropiadas, Angelika Becket, llegaría para transformar el mundo de cada uno. Sin quererlo.