El amor no solo puede salvarnos, también puede destruirnos. Ambas cosas a la vez. El amor puede ser violencia y también paz. Puede movernos a cambiar y, tal vez, a conformarnos con las migajas que el otro nos ofrece en lugar de nuestra propia voz. No todo es color rosa, viéndolo de distintos ángulos. El amor a otros puede llevarnos a olvidar el amor propio.
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